La mayoría de problemas del día a día de la convivencia familiar se resolverían, si nos esforzáramos por tener una buena comunicación con nuestros hijos. Hay muchas formas de hacerlo. Se puede hacer con un gesto, se puede hacer con una mirada de complicidad, se puede hacer con la palabra, escuchando música, leyendo, haciendo deporte...También nos podemos comunicar silenciosamente. Sólo contemplando unos padres junto a la cama de un hijo enfermo, mimándolo o dándole la mano vemos el máximo de comunicación. El silencio se hace necesario por el reposo de su hijo, pero la comunicación no falta.
Ya se ve que para comunicarse no se necesitan palabras, sino que se necesita afecto y que haya un clima de confianza y, ¿como conseguimos este clima?.. Podemos reflexionarlo, puesto que se hace muy difícil recibir la confianza de nuestros hijos si no hacemos un esfuerzo para ser acogedores y estar tranquilos y de buen humor a la hora de comunicarnos. Es imprescindible comprender a nuestros hijos; saber intuir qué les preocupa, qué nos quieren decir o qué necesitan. La base de la comunicación, es amar, interesarse por sus cosas y ayudar a que ellos solos vayan resolviendo sus dificultades. Cuando hay confianza se actúa con calma, no se improvisa y se da paz.
Hay muchas virtudes que pueden ser útiles para ayudar a la comunicación, con el clima de confianza adecuado, que favorece el diálogo, base de la comunicación, pero yo destacaría dos: la sinceridad y la discreción.
1. La palabra sinceridad deriva del latino ´´sine cera´´ (sin cera) refiriéndose a los ungüentos que utilizaban las mujeres romanas para disimular sus arrugas. Pues bien, para vivir la sinceridad tenemos que recordar a San Pablo que nos dice ´´sea el vuestro sí, sí y el vuestro no, no.´´ Sinceridad es decir siempre con claridad lo que se hace, lo que se piensa, lo que se vive. Nuestros hijos tienen que ver que nosotros somos sinceros siempre. Por esto debemos reflexionar y preguntarnos: ¿Cuántas veces hemos dejado incompleta una promesa o una reprimenda que habíamos anunciado a nuestros hijos?... ¿Cuántas veces nos han telefoneado y, por comodidad, hemos hecho decir que no estábamos en casa?... ¿Cuántas veces hemos asustado a los pequeños diciendo ´´ que viene el hombre del saco´´ y lógicamente aún lo esperan?...O otras medias verdades, que no dejan de ser mentiras que malogran la confianza.
Nuestra sinceridad tiene que ser ejemplar, la verdad tiene que ser objetiva, clara. Por ejemplo, si nos equivoquemos, pedimos perdón y lo reconocemos; esto es más educativo para el hijo que muchos sermones y consejos repetitivos. A veces los hijos no son lo suficiente sinceros con nosotros por no quedar mal o porque tienen miedo de que tengamos una reacción desmesuradamente enfadada con lo que nos dicen.
Sobre todo en la adolescencia tenemos que ser pacientes y estar preparados para que nos expliquen lo más impensable sin perder los nervios. Lo que es más importante siempre es que los hijos nos digan la verdad, aunque del susto recibido nos quedáramos sin aliento. Con todos los datos reales del problema, no nos equivocaremos a la hora de buscar soluciones juntos y reforzaremos la confianza mutua.
Este tema es importante por que los padres se deven de comunicar diariamente con sus hijos para conocer todos los que les pasa y lo que sienten Buena informacion la que presentas
ResponderEliminarQUE BIEN QUE POEDES PLATICATR CON TUS PAPAS DE COMOM TE FUE COMO TE SIENTES PODER PLATICARLE TODOS TUS PROBLEMAS BUENA INFORMACION
ResponderEliminarES MUY BUENA LA IMFORMACION Y EL TEMA ES INTERESANBTE POR QUE ES LOA BASICO DE UNA FAMILIA POR QUE TENEMOS QUE APOYARNOS DE LOS PADRE Y LOS PADRES DE NOSOTROS ELLOS TIENEN QUE CUIDARNOS BRINDAR APOLLO Y ESTAR EN LOS BUENOS MOMENTOS NO SOLO POR ESTAR CONOSOTROS POR OBLIGACION POR NO AVER TENIDO RESPONSABILIDDA
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